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“Las naciones no prosperarán si sus niños, niñas y
adolescentes no sanan. Sufrir violencia durante la niñez es ser herido en el
alma, y no sanarse tiene como consecuencia infligir dolor a otros y a uno mismo
más adelante. Ningún niño o niña debe ser víctima de la violencia. Todos los
niños, niñas y adolescentes tienen derecho a la protección y al acceso en primer
lugar a los recursos de sus naciones. La hora de cumplir sus derechos es
ahora.” Landon Pearson
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La exposición
temprana a la violencia es crítica porque puede tener impacto en la
arquitectura del cerebro en proceso de maduración. En el caso de exposición
prolongada a la violencia, inclusive como testigo, la perturbación el sistema
nervioso e inmunológico puede provocar limitaciones sociales, emocionales y
cognitivas, así como dar lugar a comportamientos que causan enfermedades,
lesiones y problemas sociales.
Consecuencias para la salud física
Lesiones abdominales o torácicas
Lesiones cerebrales
Moretones e hinchazón
Quemaduras y escaldaduras
Lesiones del sistema nervioso central
Fracturas
Desgarros y abrasiones
Lesiones oculares
Discapacidad
Consecuencias sexuales y reproductivas
Problemas de salud reproductiva
Disfunción sexual
Enfermedades de transmisión sexual, como la infección por
el VIH y el SIDA
Embarazos no deseados
Consecuencias psicológicas
Abuso de alcohol y otras drogas
Disminución de la capacidad cognoscitiva
Comportamientos delictivos, violentos y de otros tipos
que implican riesgos
Depresión y ansiedad
Retraso del desarrollo
Trastornos de la alimentación y el sueño
Sentimientos de vergüenza y culpa
Hiperactividad
Incapacidad para relacionarse
Desempeño escolar deficiente
Falta de autoestima
Trastorno postraumático por estrés
Trastornos psicosomáticos
Comportamiento suicida y daño autoinfligido
Otras consecuencias de salud a largo plazo
Cáncer
Enfermedad pulmonar crónica
Síndrome de colon irritable
Cardiopatía isquémica
Enfermedad hepática
Problemas de salud reproductiva, como la esterilidad