La erotización a corta edad, generalmente impuesta desde el universo publicitario, puede producir serios daños tanto en la salud física como emocional. |
En la pasada edición del Salón del Automóvil, en China, una
empresa promocionó sus flamantes autos con nenas de 5 años en bikini.
La imagen de niñas contoneándose en poses forzadas ante el
público que las fotografiaba con sus celulares causó indignación en la
población y repudio por parte de organizaciones que luchan contra la pedofilia
y el turismo sexual.
No es el primer escándalo por el estilo: en los últimos
años, marcas como Armani (Junior) y No Added Sugar debieron levantar campañas
publicitarias en Europa por mostrar a niñas asociadas a connotaciones cada vez
más sexuales (escasa ropa, maquillaje, tacos o posturas sensuales). Y son
varios los países, entre ellos Noruega y Suecia, que prohíben la publicidad
dirigida a menores de 12 años.
Estudios internacionales demuestran que las mujeres figuran
más que los hombres como meros objetos decorativos o por partes del cuerpo, en
avisos y spots. Y que en estos se enfatiza un modelo irreal de belleza como
ideal de feminidad a seguir por las nuevas generaciones, aunque la
sexualización precoz de las niñas va más allá de la publicidad y el marketing.
La Sociedad de Psicología Americana (SPA) ha alertado sobre
este fenómeno, entendiendo que la sexualización ocurre cuando los valores de
una persona están directamente relacionados con su atracción y conducta
sexuales, dejando de lado otras características propias. Puede que sea
cosificada, o sometida a un estándar en que su atractivo es igual a ser sexy, o
que su sexualidad le sea impuesta desde afuera.
Un reporte que elaboró la SPA concluyó que las imágenes de
mujeres cargadas de apelaciones sexuales son perjudiciales para la salud
emocional y física de las niñas. Muñecas como las Bratz, que llevan minifaldas,
tacones, boas de plumas, piercings y toman bebidas energizantes, y programas de
cable como Little Miss Perfect, donde madres obsesionadas con los concursos de
belleza para niñas someten a sus hijas a rutinas coreográficas, bronceados
perfectos y dientes postizos que deben colocarse, aunque sea a la fuerza,
fomentan este tipo de erotización infantil.
Mariángeles Camusso, docente de la Universidad Nacional de
Rosario y de la Universidad Abierta Interamericana (UAI), y gestora del
Observatorio Publicitario sobre Sexismo de la UAI, señala que si bien en la
Argentina no se presentan casos tan evidentes como el ocurrido en China, en el
Observatorio relevan cotidianamente «una marcada estereotipación de los roles»,
según la identidad sexual.
"Se promueve el desarrollo de la coquetería como un atributo natural de las niñas, a través de la difusión de juguetes que imitan objetos de adultos destinados al mismo fin: secadores de cabello, alisadores, elementos de maquillaje, etcétera. Por otra parte, el país no escapa a una tendencia en el diseño de indumentaria, orientado a prendas para niños y niñas, idénticas a las que usan los adultos, convirtiéndolos en “mini adultos”, con carga de sensualidad incluida", sostiene.
"Se promueve el desarrollo de la coquetería como un atributo natural de las niñas, a través de la difusión de juguetes que imitan objetos de adultos destinados al mismo fin: secadores de cabello, alisadores, elementos de maquillaje, etcétera. Por otra parte, el país no escapa a una tendencia en el diseño de indumentaria, orientado a prendas para niños y niñas, idénticas a las que usan los adultos, convirtiéndolos en “mini adultos”, con carga de sensualidad incluida", sostiene.
Naturalización
Como muestra, basta con ir a algún supermercado. En las góndolas
existen sandalias con tacos, como las que puso de moda la hija de Tom Cruise,
(¡a los 5 años!), y ropa interior para nenas de entre 7 y 10 con leyendas como:
Sexy o Playboy Angel. Algo que, por lo visto, está normalizado.
Según la psicoanalista Ana Rozenbaum, especialista en niñez
y adolescencia y miembro titular con función didáctica de la Asociación
Psicoanalítica Argentina y de la Asociación Psicoanalítica Internacional, la
sexualización prematura es algo que se ve bastante en consulta, con niños de 8
a 9 años que asisten a fiestas o eventos, que promueven la cosmética y el
exhibicionismo.
"De los 5 a los 7 años es normal que una nena se pruebe tacones de la madre o que la copie, porque hay una identificación, pero esto es distinto. Hay muchas madres que siguen viviendo una adolescencia y con la publicidad, una niña de 10, una madre de 35 y una abuela de 60 se visten iguales», dice, subrayando el rol que juegan los adultos en el problema.
«Hay madres que cuestionan y detienen esto, pero hay un tema de los pares, una competencia. Fulanita se viste así o va a tal lugar, entonces los padres, por darle el gusto a la hija, son permisivos".
"De los 5 a los 7 años es normal que una nena se pruebe tacones de la madre o que la copie, porque hay una identificación, pero esto es distinto. Hay muchas madres que siguen viviendo una adolescencia y con la publicidad, una niña de 10, una madre de 35 y una abuela de 60 se visten iguales», dice, subrayando el rol que juegan los adultos en el problema.
«Hay madres que cuestionan y detienen esto, pero hay un tema de los pares, una competencia. Fulanita se viste así o va a tal lugar, entonces los padres, por darle el gusto a la hija, son permisivos".
En una nota sobre el tema de la periodista chilena María
Teresa Villafrade, cita a una psiquiatra y académica de la Universidad de Los
Andes que le contó que en los colegios acomodados de Santiago de Chile, las
niñas discriminan entre aquellas que pueden atravesar una reja con su cuerpo y
las que no.
La doctora tuvo una paciente de 9 años con cuadro depresivo,
porque era de las que no podía.
El impacto psicológico de la sexualización precoz no termina
ahí. Es un fenómeno que pone en serio riesgo la integridad de las nenas,
expuestas a padecer complejas enfermedades.
"Puede haber patologías, mal ingreso a la adolescencia, depresión, drogadicción, anorexia", enumera Rozenbaum.
"Existe frustración por no encajar en el modelo que el mercado impone, aunque, en realidad, se trata más de que el aparato psíquico no lo puede tolerar y se desborda. Es como si a un niño de 2 años se le enseñara la tabla de logaritmos… La mente no está preparada", subraya.
"Puede haber patologías, mal ingreso a la adolescencia, depresión, drogadicción, anorexia", enumera Rozenbaum.
"Existe frustración por no encajar en el modelo que el mercado impone, aunque, en realidad, se trata más de que el aparato psíquico no lo puede tolerar y se desborda. Es como si a un niño de 2 años se le enseñara la tabla de logaritmos… La mente no está preparada", subraya.
¿Cuáles son los efectos de una sociedad que cosifica a sus
niñas?
"Todavía no hemos visto el impacto a posteriori, pero podría ser
que estas chicas no sean buenas madres ni tengan hijos. Esto por no haber
vivido las etapas necesarias, ni en sus mentes ni en sus cuerpos. También puede
ocurrir que tengan problemas con su sexualidad: adicción o frigidez, porque el
sexo no va acompañado de algo amoroso", responde Rozenbaum.
Diana Vendrov, directora del nivel primario del Colegio
Aletheia, maestra jardinera y psicopedagoga, comenta que cada vez más se
observan desórdenes alimentarios en chicas de 9 y 10 años. Antes, en esta
escuela veían casos aislados y ahora se trata de una situación grupal, que han
tenido que enfrentar curricularmente, a través de la prevención y de la
enseñanza sobre la importancia de tener un cuerpo bien alimentado, sano, que
está en crecimiento y preparándose para cosas futuras, como la sexualidad.
Antes de tiempo
"Las chicas vienen con conflictos con la ropa, con
angustia, sobreadaptación, y situaciones de maltrato con los cuerpos de las
otras. Hay niñas de 10 años que viven su infancia vergonzosamente, cuando
tendrían que llevar esto con tranquilidad", comenta Vendrov.
"Y los chicos están mareados con el adelantamiento de las niñas, se sienten acosados. Y si entran en ciertas páginas de Internet prematuramente puede producirles una confusión de lo que es amor o el afecto con la pornografía. Ni las unas ni los otros pueden vivir antes de tiempo. Tienen que jugar".
"Y los chicos están mareados con el adelantamiento de las niñas, se sienten acosados. Y si entran en ciertas páginas de Internet prematuramente puede producirles una confusión de lo que es amor o el afecto con la pornografía. Ni las unas ni los otros pueden vivir antes de tiempo. Tienen que jugar".
Vendrov también apunta a los padres. "Mandan a sus
hijas con las uñas de colores, por ejemplo, y les dicen: “Si te ve la directora
te va a parar”. En vez de hacerse cargo ellos, es otro el que tiene que poner límites.
Sin buscar culpables, es una sociedad donde los padres trabajan mucho, están
ocupados, enredados y consumen la idea de la eterna juventud. En el otro
extremo, están aquellos que prohibiendo en exceso generan el deseo de lo
prohibido".
En este mundo, que está al revés, las mujeres quieren
parecer más jóvenes y las niñas, mayores. Pero los adultos siguen siendo los
adultos y son ellos quienes les compran la ropa y los juguetes a sus hijos. Es
importante recordar que la vía principal de aprendizaje de un niño es la
imitación de lo que ve. Una madre obsesionada con adelgazar o con el propio
cuerpo puede transmitirle a su hija la idea de que el físico es más importante
que el intelecto, o que sus cualidades únicas como ser humano, o que quererse a
sí misma, por ejemplo.
Basada en los análisis de un experto sobre los diarios de
vida adolescentes en los últimos 100 años, una de las conclusiones que arrojó
la investigación de la Sociedad de Psicología Americana fue que, mientras las
jóvenes de otras épocas se centraban en hacerse más educadas y mejorar sus
estudios, en las últimas dos décadas su centro de desarrollo ha sido estar bien
con sus cuerpos y ser más atractivas.
¿Es eso lo que les espera a las niñas del
siglo XXI? ¿Crecer sintiéndose como objetos o sujetos sexuales, en vez de vivir
su infancia?